jueves, 11 de mayo de 2017

Depresión tropical


 Depresión tropical. Jorge Posada. Polibea. 2017. 74 páginas.


¿Cómo evocar el desasosiego, la angustia que te provoca tu país de origen? ¿Cómo hacer que el lector perciba la violencia que tú sientes al hablar de tu tierra y tus compatriotas? El poeta mexicano Jorge Posada (1980) recurre a varios recursos en su último poemario, Depresión tropical, que se acaba de publicar en España: omisión de los signos de puntuación, fragmentación del texto, yuxtaposión de imágenes –a menudo violentas: “los soldados detienen a una familia de migrantes/ejecutan a los niños”–, elipsis, ironía, un léxico escatológico (“heces”, “babas”, “bilis”) o metáforas animalizadoras de sema negativo. Los temas que aborda el autor van del recuerdo de la –dura– infancia y las penalidades familiares, a la desafección de la ciudadanía respecto a los indigentes que malviven en México DF, pasando por el vaticinio del colapso energético y el fin de nuestra civilización, la violencia machista o el amargo –e irónico– contrastre entre el Jorge Posada que jugaba al béisbol con los Yankees de Nueva York (un triunfador nato) y el sujeto lírico de los textos, de nombre homónimo: despistado, cobarde, poco cuidadoso, torpe y hasta maloliente. En apenas un lustro, el autor mexicano se ha hecho un merecido hueco tanto en el panorama poético americano como en el español, prueba son los lugares de edición de sus poemarios: Costa sin mar, UAM, México, 2012; Adiós a Croacia, Zindo&Gafuri, Argentina, 2012; La belleza son los aeropuertos vacíos, Liliputienses, España, 2013; Canciones de la dependencia sexual, Bongo Books, Cuba, 2014; Desglace, Aguadulce, Puerto Rico, 2014, 2ªed. 2016; Vallas de publicidad, El humo, México, 2015; Habitar un país es llenar de tierra una piscina, Liliputienses, España, 2016; y Depresión tropical, Polibea, España, 2017. No es esta mala ocasión para reconocer el ingente trabajo que realizan las dos editoriales españolas citadas en su afán por difundir a los poetas de ultramar.

Aquí un poema de su último libro:

el 86% de personas
en este autobús
fueron un casi bailarín
un casi médico
un casi actor
pero se lesionaron
la universidad cerró
la enfermedad de sus padres
de sus hijos
el 11% permanece
en una placenta
de estímulos religiosos
o monetarios
del resto no se tienen
datos precisos


No hay comentarios:

Publicar un comentario