lunes, 21 de octubre de 2013

Bosque de Luosto




El trineo avanza por la nieve a gran velocidad.
Tiran de él seis perros de hermoso pelaje.
Sus ladridos anuncian nuestra presencia,
espantan el peligro y nos protegen
de aquellas amenazas que no vemos.
Sus pezuñas se hunden en el frío,
de donde extraen la fuerza y el coraje.
Recorremos kilómetros así.
Confiamos en ellos.
Yo voy de pie, guiando.
Tú vas sentada sobre una piel de alce.
Ellos van a la caza del horizonte.
Formamos un equipo con los huskies.
Atravesamos juntos una soledad espesa,
que de otro modo, nos mortificaría.
De vez en cuando,
algunos de los animales se sienten atraídos por la nieve,
y aunque nunca se paran,
lamen copos o se frotan contra los desfiladeros blancos.
Qué belleza la de sus ojos llenos de alegría y de ímpetu.
Poseen el espacio que recorren, y el aire que respiran.
Miro los árboles.
Luego, dentro de mí.
Disfruto el sueño que he tenido el valor de imaginar.


                      (Poema de mi libro La Guerra de Invierno. Hiperión. 2013) 

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