domingo, 17 de marzo de 2013

La librería ambulante


 

Las novelas sobre librerías están de moda. Impedimenta ha dedicado dos títulos al tema: La librería, de Penélope Fitzgerald (2010), apenas un bosquejo de trama que promete mucho más; y la sublime La buena novela, de Laurence Cossé (2012), una de las mejores novelas publicadas en los últimos años, de la que he dicho: “Escrita in medias res, y con estructura de thriller, encandila por su prosa elegante (mérito de la traductora, Isabel González-Gallarza), por la sabia elaboración del suspense y por su preciso conocimiento del mundillo literario, cuya trastienda muestra sin tapujos”. A esta lista sumamos ahora la amena y divertida La librería ambulante, de Christopher Morley (2012), publicada por Periférica.

En una época como la actual, en que las librerías se resienten por el impacto de la crisis y de la descarga de libros, este alud de novelas rinde homenaje a esos legendarios establecimientos donde los lectores pueden encontrar, escondido en un estante o tumbado provocativamente en una mesa, el libro de su vida y debatir durante horas con otros amantes de la literatura, con hombres y mujeres especializados en los distintos géneros: sus libreros. Esta es la pauta de los locales independientes, que priorizan el trato de calidad y el estrechamiento de vínculos, al número de ventas. Si Laurence Cossé lleva esta pasión por las novelas a una librería del centro de París, situada en un palacio, Christopher Morley, en cambio, la sube a un carruaje de madera pintada, de ruedas embarradas y tirado por una mula. No importa, nos dice, dónde se encuentren las obras, la librería perfecta es aquella regentada por libreros honestos, fanáticos de la literatura, de gusto exquisito, dotados de gran capacidad comunicativa y hábiles en el conocimiento psicológico. ¡Qué resistencia al fenómeno Amazon, que propone cientos de miles de libros on line, sin nadie que organice ni filtre tamaña librería virtual! 

La librería ambulante es una suerte de cuento sencillo, salpicado de humor, provisto de certeras reflexiones sobre la existencia, la identidad y los roles de género. Narra el encuentro fortuito de Roger Mifflin (misionero literario a bordo del Parnaso, caravana atiborrada de libros, cuyo objetivo es aventurarse en las montañas y campos para llevar la literatura a las gentes más simples) y Helen McGill (granjera cansada de ollas, sartenes y corrales, hermana de un famoso escritor de quien envidia su libertad para el vagabundeo), que cambiará sus vidas para siempre. Mientras él le enseña los secretos “de la diversión más celestial conocida por el hombre: vender libros”, ella (¡a sus cuarenta años!) irá descubriendo el amor, la aventura, el peligro y “el cultivo de la reflexión filosófica”.

La obra trata del arrojo de una mujer que lo abandona todo por encontrarse a sí misma. No importa la edad que se tenga para empezar de nuevo. La vida es reinvención. Quien se estanca se muere. Sólo aquellas personas que gozan de verdad de cuanto hacen, ya sea la tarea grandiosa o humilde, alcanzan la plenitud. Nuestra misión en el mundo consiste en buscarnos por dentro de la sangre, saludar a nuestro yo más cierto y jamás traicionarlo.



Lo mismo ocurre con la literatura, las buenas novelas se escriben desde la sinceridad: “Un buen libro debe ser simple… debe provenir de algún lugar entre la segunda y la tercera costilla: debe haber un corazón latiendo en su interior”. Tal es el caso de La librería ambulante. Se aprecia que Morley disfrutó al escribirla, que se dejó llevar por la carrera alocada de sus dos criaturas. ¿Su premio? Esta quinta edición de Periférica. Recordemos que el libro vio la luz hace casi cien años.

3 comentarios:

  1. Me lo recomendaron hace poco (precisamente, un librero). Me gustan este tipo de libros, también les he echado el ojo a los que comentas de Impedimenta y supongo que tarde o temprano caerá alguno. Tu apunte sobre lo bueno que es encontrar este tipo de novelas en una época en la que las librerías pequeñas tienen dificultades para subsistir me ha parecido muy interesante.

    Un saludo.

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  2. Muchas gracias por tus observaciones. En cuanto a los libros de Impedimenta, "La librería" no me convence del todo, no sé si se debe a la traducción. Sin embargo, "La buena novela" es una obra fantástica, de las que se leen y releen con gusto. Muy recomendable.

    Salud.

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  3. A propósito de la tapa del libro "La librería ambulante", por lo que se ve en la foto (hay otras con mayor resolución), de libros, nada. A menos que en esa comarca los volúmenes sean en polvo, o en forma de embutido. En fin: chapuceros hay en todas partes.
    Otrosí: La felicito por el premio. La persona a quien homenajea con su nombre es venerada por mí, de modo que voy a buscar poesías de usted con la esperanza de que le hagan honor.

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